Un sistema de catéter puerto es un acceso subcutáneo al sistema venoso central en su mayoría, diseñado para un uso permanente. A través del sistema de puerto se puede realizar la aplicación de sustancias de mayor osmolaridad (citostáticos, soluciones nutricionales, componentes sanguíneos) durante un período más largo. Otras ventajas son la posición completamente subcutánea, que reduce el riesgo de infección en comparación con los catéteres introducidos percutáneamente, y la mejora de la calidad de vida de los pacientes en cuanto al cuidado corporal y las actividades físicas.
Los primeros sistemas de puerto se describieron en 1982 [1, 2] y desarrollaron rápidamente una importancia creciente como accesos venosos centrales permanentes y seguros, especialmente en la terapia oncológica, debido a los muy buenos resultados clínicos.
Entre las vías de acceso disponibles para la implantación del catéter se incluyen la V. cefálica, la V. yugular externa e interna, la V. subclavia en la zona del hombro-tórax, así como la V. basílica [3]. El método de implantación, la vía de acceso y el lado de implantación no influyen en las complicaciones tempranas y tardías, como mostró un estudio controlado aleatorizado de 2009 [4]. Sin embargo, los estudios mostraron que las posiciones del catéter en el lado izquierdo y la posición de la punta del catéter en la porción superior de la V. cava superior presentan un mayor riesgo de eventos trombóticos [5, 6].
Las complicaciones intraoperatorias ocurren comparativamente de forma rara y se sitúan por debajo del 2 % [7]. La mayoría de los problemas surgen en el curso a largo plazo. Además de los factores de riesgo inherentes al paciente, juega un papel esencial el manejo inadecuado de los sistemas de puerto en relación con las infecciones. Las infecciones de puerto pertenecen a las complicaciones más frecuentes y, por lo tanto, también son la causa más común de una explantación de puerto [8, 9]. El espectro de gérmenes está dominado por patógenos grampositivos de la piel como S. epidermidis, S. aureus, así como diversos estreptococos. Se ha informado de un número creciente de infecciones causadas por Candida [10, 11]. La colonización de S. epidermidis debe eliminarse con éxito mediante la aplicación intraluminal de vancomicina según un estudio de Gaillard et al. [12]. Una reducción de las bacteriemias relacionadas con catéter en pacientes de riesgo mediante un bloqueo de catéter con vancomicina se describió en un metaanálisis de Safdar et al. [13]. Bissling et al. demostraron una reducción significativa de las infecciones de catéter mediante el bloqueo de catéter con taurolidina [14].
La profilaxis medicamentosa de las trombosis asociadas a catéter se discute de forma controvertida. Monreal et al. pudieron demostrar el beneficio de una profilaxis de trombosis [15], mientras que estudios aleatorizados más recientes, así como un metaanálisis, no arrojaron ningún efecto significativo en la reducción de eventos tromboembólicos mediante sistemas de catéter venoso central [16 - 19]. Correspondientemente, también es controvertida la irrigación regular del sistema de puerto con solución de heparina [20]. La irrigación regular del sistema de puerto con solución de NaCl heparinizado se recomienda según diferentes indicaciones de los fabricantes, sin embargo, no existen datos evidentes que demuestren un beneficio en comparación con la solución de NaCl normal. Los efectos secundarios asociados a la heparina en caso de sobredosis (hemorragias, trombocitopenia inducida por heparina), así como la situación legal poco clara en la aplicación iv de medicamentos por servicios de atención ambulatoria, hablan en contra de una irrigación estandarizada de los sistemas de puerto con solución de NaCl heparinizado. Las indicaciones correspondientes se encuentran en las guías de la Sociedad Alemana de Medicina Nutricional [21, 22].